¿Cómo es posible que hayas llegado tan lejos profesionalmente, que consigas lo que te propongas, pero luego te sigas atascando internamente y no logres encontrar calma interna?
¿Como es posible que vivas en constante estado de alerta con lo bien que te va profesionalmente?
Hay una respuesta fácil y directa: es tu cabeza.
Necesitas saber cómo funciona tu cerebro respecto al éxito, porque como decía Errico Malatesta: Si no vives como piensas, acabas pensando como vives
Y es que hay muchas personas exitosas que han encontrado difícil replicar su éxito profesional en su vida personal.
¿Algunos ejemplos?:
- Ernest Hemingway: renombrado escritor y ganador del Premio Nobel de Literatura
Que, a pesar de tener, una carrera literaria exitosa, enfrentó grandes desafíos en su vida personal, incluyendo problemas de salud mental, adicciones y relaciones complicadas.
- Whitney Houston: conocida cantante y actriz con una voz prodigiosa. A pesar de su talento y éxito, luchó contra adicciones, relaciones problemáticas y también problemas de salud
- Conrad Hilton: fundador de los famosos hoteles Hilton. A pesar de sus éxitos en la industria hostelera, vivió varios matrimonios fallidos con rupturas complicadas y batallas personales que incluyeron adicciones.
¿Sabes qué tenían en común, además del éxito?: La relación compleja que tuvieron con SUS PADRES:
Como Hemingway, Hilton y Whitney Houston tuvieron padres exigentes y muy dominantes. Padres con estilos de crianza que generaban grandes expectativas sobre el comportamiento de sus hijos. Son modelos de crianza que siembran patrones inconscientes de necesidad de triunfo para poder sentirte valorado.
Están enfocados en logros externos y validación basada en el éxito material. Conllevan una presión constante en el niño para que consiga notas altas, ser el mejor en cualquiera que sea el deporte que practique y, por supuesto, alcanzar un estándar social elevado.
Con este patrón, la persona cree que solo vale si cumple con las expectativas de los demás: de niño con las de sus padres, abuelos o profesores… y de adultos con las expectativas (figuradas) del jefe o del proyecto laboral de turno.
Se crea un patrón inconsciente de necesidad de triunfo, con tendencia a una mentalidad de “todo o nada” con la que sólo hay satisfacción en el logro de metas elevadas, pero es corta porque en cuanto se consigue, se busca otro nuevo reto. Te llevan a vivir en estado de alerta continuo porque cualquier error o fracaso se percibe como una amenaza a la autoestima.
Me encuentro muy a menudo con clientes que tienen unas carreras profesionales de ensueño pero que, lejos de disfrutar la tranquilidad y la confianza que esto podría darles, se encuentran sumidos en espirales internas de preocupación y malestar, alejados de la calma.
Como alguno de ellos me ha dicho alguna vez: viven en un tren de alta velocidad y nunca hay paradas entre la salida y el destino.
Es el caso, muy habitual, de cómo un niño que buscó matrículas de honor durante toda su vida escolar para sentirse valorado en casa y responder a las expectativas de sus padres, llega a su vida adulta y sigue buscándolas… solo que de adulto ya no las busca en el colegio y lo hace en el trabajo.
Y, claro, consigue llegar muy lejos y generar éxito y dinero… porque sus pensamientos van en esta línea:
Tengo que ser el mejor.
Voy a obtener los mejores resultados.
Mi jefe tiene que ver que yo soy el mejor.
Perooo, también en esta otra línea, ¡van juntas!:
Si no es así, me siento en peligro.
Si no soy el mejor, me siento de segunda clase,
I’m not a looser. Yo no soy un perdedor y si no resuelvo, lo soy.
Y es que su inconsciente no está viendo al jefe o al compañero que le hace sombra, está viendo a su madre/padre pidiéndole más y más. Y la necesidad de complacer, de resolver hasta la extenuación, de obedecer y sentirse valorado toma las riendas de la situación sin que uno casi ni se de cuenta, o en algunos casos sí se dan cuenta pero no saben el por qué ni tampoco como evitarlo.
Aquí te dejo algunas claves importantes para que puedas hacerlo:
- Aprender a ser exigente, ambicioso, a tener disciplina, deseos de superación y capacidad de trabajo son rasgos imprescindibles para llegar a lo más alto. Los aprendemos fundamentalmente en la infancia y representan fortalezas. Y es algo que agradecer a nuestros padres.
- El problema viene cuando esas fortalezas se convierten en obsesiones y dejan de estar a tu servicio para ponerte tú al suyo. Si te obsesionas por ser el mejor sin tener en cuenta lo que te dejas en el camino por conseguirlo, te aseguro que estás validando un patrón que traes de tu pasado.
- Descubrir y descodificar esos patrones inconscientes que traes es el primer paso imprescindible para empezar a desactivarlos (pero ¡ojo! no es el único).
- Toma conciencia de tus comportamientos automáticos derivados de patrones inconscientes para evitar acabar convirtiendo tus fortalezas en debilidades y amenazas en lugar de oportunidades.
- Dedica tiempo y esfuerzo a explorar y sanar tus heridas internas, enfrentar tus miedos y trabajar en tu crecimiento personal para impedir que experimentes un vacío o una sensación de insatisfacción a nivel personal que no la van a suplir los ceros en tu cuenta corriente
- En vez de preocuparte por lo que puedan pensar de ti o de tu trabajo, concéntrate en lo que tiene de única la perspectiva que aportas.
Integrar tu parte consciente con tu parte inconsciente es un equilibrio interno que resulta imprescindible que va mucho más allá del éxito profesional, porque te llevará a integrar los tres éxitos fundamentales de la vida: el éxito de HACER, el éxito de TENER y el éxito de SER.
Te propongo empeñarte a fondo en sacar matrícula de honor en la asignatura de vigilar tus pensamientos. Párate y observa tu vida para poder ver lo que de ella se deriva. Si no te paras y sigues haciendo lo mismo, seguirás obteniendo los mismos resultados.
Igual que cambias tu estrategia de venta, cambia tu estrategia de vida.
Vive acorde a tus fortalezas, para estar a la altura de tu verdadera grandeza.
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